Se trata de un tipo de flauta originaria del País Vasco. Muy representativo de la cultura de Euskal Herria, el instrumento se enseña en nuestro Centro Vasco todos los miércoles a las 21 horas. Su papel como “elemento de resistencia”.

Semana del Txistu. Errenteria. 14-03-2015. Foto Arizmendi

 

El txistu es un tipo de flauta originaria del País Vasco. De el se cuenta que nació hace varios miles de años (o al menos una versión primitiva del mismo) en aquella región pirenaica. Que tiene un sonido agudo pero potente al unísono. Que puede tocarse con una sola mano. Que suele ser acompañado por un tambor llamado “tamboril”. Que es, y acaso aquí radique lo más importante del caso, un símbolo inequívoco de la cultura vasca alrededor del mundo. Un instrumento, en fin, tan desconocido como intrigante, sobre todo al ser analizado desde una perspectiva criolla.

Lo curioso es que desde hace algunas semanas, en Villa María se haya comenzado a enseñarlo. Los créditos le corresponden a Pablo Alonso (“un profe entre comillas” según su propia definición) y Lorena Marín (una profesora de música per se), quienes todos los miércoles le dan vida a un taller de txistu en el Centro Vasco local.

“El txistu es endémico de Euskal Herria, propio y exclusivo de esa zona de Europa. El equivalente en América al siku o a la quena. Un instrumento apasionante, que guarda una íntima relación con la cultura del País Vasco. De ahí que nosotros estemos organziando este taller, para perpetuar su existencia y darlo a conocer en Villa María”, cuenta Alonso, txistulari autodidacta.

A renglón seguido, el también dantzari (o bailarín) de danzas vascas, explica que es el primer emprendimiento del sudeste cordobés dedicado a la enseñanza del instrumento en 30 años. “Nosotros ya habíamos organizado un grupo para dar clases a mediados de los 80, con alguna gente de la región relacionada con la cultura de Euskadi. Pero después eso no se hizo más y quedó un vació por mucho tiempo. Hoy por hoy yo soy el úncio txistulari que ha quedado en la zona”, señala Alonso.

Durante las clases, que tienen una hora de duración aproximadamente, Alonso se dedica a instruir acerca de la parte “práctica” del txitsu (el tocar en sí), y Marín focaliza su función en la parte “teórica” (la lectura de las partituras).

Un elemento de resistencia

Aunque desconocido en Argentina (incluso cuando nuestra nación corporiza la diáspora vasca más importante del mundo), el txistu es un instrumento muy divulgado en el País Vasco. Allí suele ser pilar de los bailes y las fiestas populares, actos ceremoniales y otros eventos públicos. De hecho, ha trascendido distintas esferas, y actualmente es utilizado hasta por las orquestas de música clásica locales.

Consultado sobre si el Txitsu representa un elemento “de resistencia”, fundamentalmente teniendo en cuenta la historia de prohibiciones sufridas por Euskal Herria a manos de naciones vecinas como España y Francia, Alonso responde: “Posiblemente sí, igual que el idioma, u otros aspectos culturales. Sobre todo en épocas más duras como durante el franquismo, por ejemplo. Ahora no podría decirlo, porque estoy lejos de allá. Pero probablemente sea emblemático en ese sentido”.

Verdadero fanático de los vientos (también toca la quena, el siku, la flauta dulce y el clarinete), el hombre de 46 años hace saber que el taller/escuela que iniciaron a mediados de abril está abierto a todo aquel interesado en la música “y en descubrir algo nuevo”. “Las puertas están abiertas a todo el mundo, independientemente de si tienen descendencia vasca o no. Lo fundamental aquí es darle rienda suelta a la música, a la cultura, y pasar un buen momento conociendo este singular instrumento”, explica.

Las clases

Se dictan todos los miércoles a las 21 horas en el Centro Vasco de Villa María (Lisandro de la Torre 33). Para mayor información, dirigirse personalmente a la sede o llamar al (0353) 4534400 (horarios de atención: de lunes a viernes de 17 a 21 horas).