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En el marco de su 70° aniversario,  seguimos repasando la rica línea de vida de la institución, esta vez destacando los acontecimientos más importantes  de las décadas del 70´ y 80´.

Continuando con el repaso de la historia del Centro Vasco, ingresamos al segundo capítulo, el cual tiene como eje las décadas del 70 y el 80. Un periodo “dulce” para la institución, que vio en ese lapso el fortalecimiento definitivo de sus bases.

La llegada de nuevos socios y la propia evolución de la entidad propulsaron una serie de remodelaciones en la sede. Así, y a 10 años de su inauguración, las instalaciones del CV experimentaron importantes reformas, que brindarían a la casona de Lisandro de la Torre 33 una nueva cara.

“Renacimiento” de la sede

Los trabajos en el inmueble de dos pisos comenzaron en el año 1970. Ambicioso fue el proyecto, que entre otras particularidades determinó la construcción de la antigua biblioteca, la ampliación del salón de la planta alta (hoy Salón Euskal Herria), la ampliación y remodelación total de los espacios comunes de planta baja y del bar comedor, la anexión de la cocina con el bar y la edificación de nuevos baños y comodidades para el frontón. Estas obras dejaron a la euskal etxea local en óptimas condiciones para continuar potenciando las actividades que se venían desarrollando en ese entonces.

Al respecto, cabe destacar el fuerte impulso que tenía la pelota paleta, con una cancha que era conocida por los pelotaris de todo el país. De hecho, los 70 serán recordados por la intensa actividad que tuvo el deporte nacional de Euskadi en Villa María gracias al frontón del CV. Allí se desarrollaron gran cantidad de torneos locales, provinciales, nacionales y hasta internacionales, siendo un muy buen ejemplo de ello la organización del “1° Campeonato de Centros Vascos de la República Argentina Euzko Akartazuna”, en el año 1972. Incluso, jugadores del Euzko Etxea  participaron de distintos Campeonatos Argentinos de la especialidad, representando a la Provincia de Córdoba.    

Intenso movimiento

Además, la entidad seguía gozando del movimiento que generaban los encuentros espontáneos de cada día, las fiestas, las comidas populares, los torneos de mus y de billar, los viajes, los concursos literarios y de diversa índole,  y la actividad engendrada por las subcomisiones de Coro y de Deportes.

Por si esto fuera poco, en 1972 se crea la Subcomisión de Dantzaris. La misma se encargó de formar el cuerpo de baile “Jai Alai”, orgullo y pilar de la institución que a partir de entonces representa a los vascos del centro del país en cantidad de eventos culturales de la ciudad, la provincia y el resto de la Argentina.  Según reza en los estatutos, la Subcomisión nace como una forma de “Nuclear a nuestros socios más jóvenes con el fin de cultivar el folklore tradicional vasco y al mismo tiempo darles oportunidad de promoverse socialmente”.

Villa María, sede de la Primera Semana Nacional Vasca

Para ese entonces, el CV de Villa María era reconocido en todo el país. No en vano, nuestra casa fue la elegida para organizar la 1° Semana Nacional Vasca , que tuvo lugar en Villa María entre 14 y el 22 de octubre de ese mismo 1972. Todo un hito para la historia de la institución, encargada de recibir y cobijar a delegaciones de todo el país y a las autoridades del Gobierno Vasco.

El evento marcaría la hoja de ruta de las celebraciones por venir a lo largo y ancho del país en los años siguientes, de la mano de una grilla de actividades en la  que sobresalieron los debates, romerías, reuniones de FEVA, ferias de platos, comidas populares, campeonatos de pelota, mus, canasta y truco, conciertos corales, presentaciones de cuerpos de baile y kalejiras, entre otras. Una fiesta que, acorde a su trascendencia, se dio el lujo de realizar su acto mayor en el Anfiteatro Municipal.

Los 80´

Los 80´, por su parte, le inyectaron más intensidad al CV. Entre los hechos más subrayables de la década, hay que citar la creación en 1985 de la “Comisión de Apoyo a los Dantzaris”, que convocó a figuras del baile del orden local para “reeditar con ellos los pasados tiempos del centro, épocas en las que esa y otras juventudes dieron brilllo y colorido a las festividades vascas, inundando de alegría, música y cantos toda la ciudad”, de acuerdo a  una publicación de la época. Consecuencia de ello, el grupo de baile Jai Alai experimentaría un renacimiento notable, en una senda de actuaciones que continúa en nuestros días.

Otro hechos a destacar fueron la construcción del autódromo en el campo de Sabas Unzueta, la formación del equipo del autódromo karting “Euzko Etxea”( que compitió en el campeonato provincial de la categoría), la participación del CV en la creación de FEJUVA (Federación de Juventudes Vasco Argentinas) y la construcción del Panteón para socios y socias en el Cementerio la Piedad (1988).